LA BRÚIXOLA
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LA CRUZ DE CONSTANTINO

Según la leyenda, antes de la batalla del Pouente Milvio (Roma), el emperador Constantino I el Grande (272-337) tuvo una extraña visión que influiría en su decisión de autorizar el cristianismo, tan perseguido en aquella época. Era la noche del 27 de octubre del año 312 y Constantino descansaba en su campamento militar cerca del Puente Milvio. Tenía que estar en condiciones para el día siguiente, puesto que sus tropas se iban a enfrentar a las de Majencio y se jugaba mucho más que el honor: ser emperador de Roma. Si se levantaba con la victoria el Imperio estaría en sus manos, si caía derrotado encontraría la muerte y Majencio sería el César.

Constantino, que solo pensaba en la jornada siguiente, aparcó sus ambiciones por un momento al contemplar (como explica la leyenda) la forma de una cruz en el cielo, junto al sol, que interpretó como una señal o intercesión divina. Después de esta visión, Constantino incorporó a sus escudos, banderas y estandartes una cruz latina conocida como 'staurogram' con la que pudo vencer a su enemigo Majencio en la batalla del Puente Milvio donde se hizo con el Imperio. Más tarde, Constantino I el Grande legalizó la religión cristiana gracias al Edicto de Milán, que firmó en 313.

Mucho se ha especulado sobre esta ‘visión divina’ que cambió la historia. Se cree que podría estar basada en la observación de un fenómeno óptico real que se forma en la atmósfera bajo ciertas condiciones. De entrada, tenemos que tener en cuenta que aquella batalla de Puenten Milvio (denominada así porque se produjo junto a este puente, uno de los que cruzan el río Tíber al norte de la capital romana), tuvo lugar en un ambiente más invernal que de otoño, a pesar de que se produjo a finales de octubre. Cuando el aire está frío, la presencia de cristales de hielo en el ambiente favorece la aparición de fenómenos ópticos atmosféricos cuando incide sobre ellos la luz solar.

Existen los llamados ‘pilares de luz’ que forman como una línea luminosa muy brillante que sube hacia el cielo en posición vertical desde el mismo horizonte. Si estos pilares verticales se combinan con otro fenómeno que consiste en una línea luminosa también muy brillante pero paralela al horizonte, llamado ‘círculo parhélico’, el efecto visual final podría ser el de una inmensa cruz en el cielo, también llamada ‘CRUZ DE CONSTANTINO’. Estos dos fenómenos están muy documentados y estudiados; se explican por la manera en que la luz se refleja y refracta al incidir sobre determinados cristales de hielo presentes en la atmósfera, orientados de determinada manera en cuanto a la fuente luminosa (el sol, en el supuesto que nos ocupa). De hecho, estos dos fenómenos pertenecen a la familia de los ‘halos solares,’ y gracias al avance de la ciencia hemos podido encontrar la explicación a estos fenómenos naturales que, en la época de nuestro emperador, parecían paranormales o misteriosos.

Ayuntamiento de Segorbe

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